Otra de esas películas que a muchísima gente le suena, o al menos alguno de sus detalles. Este espanto es la primera de las nueve pelis que hizo Roger Corman en Argentina en los años 80, para desgracia y dolor del mundo. Deathstalker (El Último Guerrero en España, El Cazador de la Muerte en Argentina) costó 450.000 dólares y recaudó en EEUU cerca de 12 millones, lo cual me imagino que influyó en que Corman siguiera haciendo estas mierdas en Argentina... El actor protagonista es un tal Rick Hill, que lleva peluca y, la verdad, no es conocido por ninguna cosa digna de mención.
La historia es como sigue: un guerrero, Deathstalker, tiene que conseguir una espada, un cáliz y un amuleto. Se hace rápidamente con la espada, que parece una tizona de las que se venden en Toledo, tras vencer a una especie de troll espantoso. Se hace amigo de un ladrón y un guerrero con pinta de aficionado a la comedia musical; también conoce a una guerrera que viaja casi en pelotas y no es otra que Lana Clarkson, quien sería asesinada unos años más tarde por el productor musical de los Beatles, Phil Spector... Truculencias de Hollywood.
Armado así el grupito de aventureros, van a la fortaleza del malo, que es un mago llamado Munkar. ¿Adivináis qué pinta tiene este mago? Efectivamente, como en toda peli fantástica que se precie, tiene un aspecto completamente aberrante. Calvo, con un tatuaje abismal en la cara... En fin, vedlo vosotros y sufrid:
Total, que en su castillo (cuatro palos clavados en el suelo y dos muros de polispán) se celebra un torneo de lucha organizado por Munkar, que evidentemente trata de acabar con Deathstalker y sus amigos. La verdad es que hay poco más que contar, aparte de diversas aventurillas y estratagemas que unos intentan contra otros. Mientras todo esto ocurre, podemos ver una cantidad inimaginable e innecesaria de tetas y culos. Es más, en esta peli el nivel de abuso de mujeres llega a extremos ya ridículos. No pasan cinco minutos sin que alguien intente violar, abusar, pegar o toquetear a alguna moza, que además suele estar medio en pelotas. Coño, si es que hasta el protagonista quiere violar a una chavala en un momento dado (sí vale, realmente es un soldado de Munkar a quien éste a cambiado de sexo mágicamente, pero eso Deathstalker no lo sabe). Cosas de los ochenta.
 |
| "Somos actores" |
En un final sin mucho interés, Deathstalker lucha contra un hombre-cerdo y lo revienta. Luego se enfrenta al maloso, consigue el amuleto y el cáliz y así le arrebata su poder. Entrega al malvado brujo a la plebe, que lo ata a dos caballos y lo mata. En contra de la física y la anatomía, no le arrancan un brazo o algo así, sino que lo hacen estallar. Como suena. Pero Deathstalker, que es más o menos bueno, no quiere el poder para sí y se supone que destruye los objetos mágicos. Digo "se supone" porque sale un efecto horrible en pantalla como de una especie de rayos que no se sabe muy bien qué coño nos quieren decir.
Y ya está, la peli no tiene más vueltas que esto. Se nota que tiene una pobreza de recursos bastante grande, sobre todo en localizaciones y decorados. Salta a la vista que tenían un set pequeñito para rodar los interiores del castillo y parece que siempre estén en el mismo sitio. Luego hay muchas escenas que transcurren en una especie de salón de fiestas donde los guerreros putañean, beben y ven a dos mozas pelearse en barro. Y el caso es que estoy seguro, sé, que estas escenas fueron recicladas en alguna otra película. Si tuviera que apostar, lo haría por La Reina de Barbaria, más que nada porque es otro de los que Corman realizó en Argentina. Ya lo comprobaré.
 |
| Este puñetero hombre-cerdo aparece en numerosas películas de Corman de la época |
Esta peli tuvo tres secuelas, a cual más cancerígena.
Lo mejor:
- Ver a Lana Clarkson intentando mantener la seriedad con esos modelitos que le ponen...
Lo peor:
- El top del joven guerrero amigo de Deathstalker
- El malo
Y aquí una escena de bonus, la espada-dildo:
No hay comentarios:
Publicar un comentario