Hoy, aprovechando que tenía el día libre, me dediqué a probar el conjunto compresor-aerógrafo. Después de toda la vida usando el pincel y el bote de pintura, puedo describir la experiencia como si te han enseñado a andar en skate y de repente te dan los mandos de un Eurofighter: es otro mundo que no tiene nada que ver.
Me dediqué principalmente a familiarizarme con las diferentes piezas del cacharro, la disolución de la pintura y cosas así. Empecé imprimando algo de escenografía en negro. Después me animé y pinté estas dos pilas de escombros que tenía hechas por aquí:
Sin contar el tiempo que se invierte en diluir la pintura y limpiar la cazoleta, tardé cosa de diez minutos en acabarlas...
Después me atreví a dar el siguiente paso y empezar a imprimar miniaturas. Es una gozada, Imaginaos un spray de imprimación que no huele a hostias, que puedes dirigir donde quieras con precisión, y que seca casi enseguida. Cosas que no sabía de los aerógrafos:
- pueden hacerse líneas finitas y detalles razonablemente pequeños (siempre que el aerógrafo sea de doble acción) . No puedes por ejemplo, pintar un ojo de una miniatura, pero si quisieras que tus guardias imperiales tuvieran ojeras, podrías hacérselas sin problema.
- no es tan complicado diluir la pintura. Yo lo hice a ojo la primera vez, con agua del grifo, y funcionó perfectamente. Las demás veces, también.
- no es muy difícil pillarle el truco al gatillo. Tiene su ciencia, pero se aprende rápido. Enseguida vas cogiendo tacto y evitas que te salga la pintura en chorretones o "escupitajos" (me ha pasado solo una o dos veces, y en la vida había cogido uno).
- hay que obsesionarse con la limpieza. Después de cada sesión, hay que lavar el cacharro completamente, la cazoleta, la aguja, la boquilla... Si no se hace, es casi seguro que la próxima vez no funcionará y será mucho más complicado limpiarlo. Llevo más tiempo limpiando que pintando, si bien es cierto que soy algo exagerado.
- pueden hacerse sombras, degradados y efectos que con el pincel son imposibles, o nos llevarían una eternidad (ver el pelo negro que rodea las pezuñas del bicho que pongo más abajo; con un pincel, esa chorrada tardaría media tarde en hacerla).
Al final, cogí un engendro del caos que llevaba tiempo queriendo pintar e hice esto:
Las garras, pezuñas y cuernos los pinté a posteriori con Calthan Brown y con pincel, claro. Pero es un ejemplo de lo rápidamente que puede darse un color base sobre el que luego se pueden aplicar lavados, luces, sombras o lo que queramos. Todo el trabajo no me llevó más de una hora, y usé los colores que primero encontré, sin pensármelo demasiado.