lunes, 17 de marzo de 2014

Rolemaster: el Rey de Andrajos (VI y final)

Hay dos versiones que explican satisfactoriamente el final de esta historia: la versión corta y la larga. Pondré las dos para que el lector elija su preferida.

Versión corta

Devastación completa, muchos muertos.

Versión larga

El grupo ha huido ante el poderío numérico del campamento montañés. ¿Qué hacer? ¿Tratar de atacar por otro sitio? ¿Intentar derrumbar esa extraña construcción repleta de nieve sobre ellos? ¿Atacar a lo loco de nuevo?

Recordemos que habían rescatado a un pobre niño de los montañeses. Dice que su hermana, que había sido apresada junto a él, hace un par de días que desapareció para que "el Rey la devorase". Qué brutos.

El plan que trazan finalmente consiste en lo siguiente: se dividirán en dos grupos, uno que avanzará hacia el campamento por el camino principal y otro por el desfiladero que usaron en su primera incursión. Ailon decide redimirse de sus crímenes escalando en solitario hacia la estructura sobre el campamento, cosa que le llevará varias horas. El grupo que avanzará por la entrada principal está formado por Gáladhon, Amanaxi y Xhioj. El grupo B lo forman Siegfried, Ublag, Gorflim, Vania y Wulgrum. Qué lío de nombres, ¿verdad?

Durante varias horas, ambos grupos van acercándose al campamento montañés con cierto sigilo. Al atardecer, el grupo A ve a tres jinetes montañeses alejándose de su base con cierta prisa. Logran emboscarlos (es decir, masacrarlos) antes de que puedan buscar refuerzos o huir. Xhioj y Amanaki entran en calor y deciden acercarse más al campamento, con ansias asesinas. Gáladhon, precavido por naturaleza, se queda atrás cuidando al pobre niño rescatado.

El grupo B es más errático, seguramente porque, a mayor número de héroes, más tiempo perdido en discusiones. Después de mucho pensar, hacen lo que todos querían hacer al principio, que era cargar como simios rabiosos contra los montañeses... Un duro combate se entabla en el desfiladero, sin que los montañeses puedan aprovechar su superioridad numérica debido a la estrechez de la zona. Wulgrum aprovecha para tomarse una poción de velocidad y se convierte en una especie de máquina de repartir hostias como panes. Ublag recurre a su furor bárbaro y parte hombres en dos con cada golpe. Los montañeses están aterrados ante el poderío de ambos guerreros. 

Por supuesto, Xhioj y Amanaki aprovechan el ataque para cargar ladera arriba como salvajes. Por desgracia para ellos, un par de arqueros montañeses les desgracian a flechazos, dejándolos gravemente heridos. Cabe mencionar que Xhioj, perdiendo 5 puntos de vida por asalto, aún se preocupaba más por aniquilar enemigos que por sobrevivir.

Gelodoc, ceñudo, contempla a sus hombres masacrados. No parece especialmente preocupado, aunque sí más molesto que de costumbre. En ese instante, los luchadores se dan cuenta de que algo pequeño, redondo y pálido cae desde lo alto de la montaña, rebotando hasta caer en el campamento. Se trata de la cabeza del desgraciado Ailon. Los que miran hacia arriba pueden ver una sombra alta y oscura, encaramada sobre el parapeto de nieve y con una espada ensangrentada en la mano. Gelodoc la mira fijamente y parece tomar una decisión. Uno de sus hombres ve su expresión y corre a su lado, implorándole: "por favor señor, ¡no! ¡No lo hagáis!". Gelodoc le aparta con desprecio:

- Aparta, gusano -dice con voz helada.

Mira hacia la sombra y asiente con la cabeza. Mientras sus hombres mueren, el espectro alza el arma durante largos segundos y luego la deja caer con fuerza sobre la nieve bajo sus pies. Se escucha un estruendo grave y toda la ladera comienza a vibrar. La nieve comienza a caer, primero en pequeños montones y luego como un torrente de muerte helada, sobre el campamento. Los montañeses siguen atacando con devoción fanática, mientras los aventureros tratan de salir de la zona del impacto. Algunos, como Wulgrum y Ublag, corren hasta ponerse a salvo, mientras otros son engullidos por la marea de nieve, rocas y maderos destrozados. Lo último que ven es la figura de Gelodoc, en el centro del campamento, con los brazos abiertos como si diese la bienvenida a la mortal avalancha.

Nada se mueve durante unos momentos. Luego, en lo alto de la enorme montaña de nieve recién caída, una figura emerge. Se trata de Gelodoc. Se sacude la nieve y solo dirige a su antigua base una breve mirada. Después junta sus manos, parece salmodiar algo y echa a correr. Con un paso imposiblemente rápido y seguro, se pierde en la distancia, corriendo sobre el manto blanco.

Un tiempo después...

Gáladhon, que ha visto el desastre desde lejos, se acerca y comieza a buscar a sus amigos. Aparecen algunos cadáveres de montañeses, azulados ya por el frío. Consigue desenterrar a Amanaki y Xhioj, con la nieve teñida de rojo a su alrededor. Con la ayuda de Gorflim consigue estabilizar sus heridas: ninguno de los dos morirá, al menos ahora mismo. Wulgrum y Ublag se unen al rescate y desentierran a los helados pero vivos Vania y Siegfried.

El Gobernador Tarik
El grupo ha conseguido exterminar a los montañeses. Si bien es verdad que Gelodoc ha conseguido huir, su potencial ha quedado muy mermado al perder a todos sus hombres. Dos de los Ceor Fachen, los temibles Muertos Mutilados del Rey de Andrajos, también han sido destruidos. De momento nadie ha dado con el Rey, si bien sus planes han quedado muy debilitados. Como nota al margen, Xhioj busca la cabeza de Ailon para enviársela al señor Testanera explicándole que se trata del secuestrador de su hija. Como no encuentra la cabeza, coge cualquier cabeza de entre los muertos montañeses...

De vuelta en Winarom, días después. el grupo asiste a una recepción donde se les nombra miembros honorarios de la Guardia* y se les obsequia con las armas y armadura de mallas de la ciudad. Allí al fin conocen al Gobernador Tarik, que les dedica un pequeño discurso donde ensalza su heroica y violenta actuación**.

Si creéis que Gelodoc y el Rey se darán por vencidos, puede que acertéis. Pero lo más probable es que no.


* O sea, que Tarik podrá llamarlos prácticamente cuando se le antoje pero sin tener que pagarles. Tarik es un tío práctico.

** También dedica discursos a los demás temas que se trataron ese día, ya que aprovechó la reunión para tratar un montón de asuntos distintos a la batallita con los montañeses. Tarik es un tío práctico.

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