jueves, 26 de febrero de 2015

Engendro acabado, Helbrute WIP

Hace unos días os presentaba los primeros avances con un Bruto Infernal y un engendro del Caos. Hoy os presento el estado actual de ambas minis. 

El Engendro (apodado "Huevín" por jugadores malintencionados) ya está terminado, a excepción de la peana.


Intenté conseguir el máximo contraste entre la palidez del cuerpo y el rojo sangre de los tentáculos:

Bruto de Nurgle:


Voy avanzando poco a poco con los ribetes y rebordes metálicos, que son muchos e intrincados. Aún así, es muy divertido pintar esta miniatura:

miércoles, 25 de febrero de 2015

Fabricando engendros

Engendros del Caos. Esa tropa absurda y demencial que es despreciada por unos y adorada por otros. La verdad es que yo los meto en casi todas mis partidas y siempre hacen algo divertido y caótico: uno de ellos se comió en solitario el otro día a un pelotón entero de guerreros Tau, mientras que en la siguiente partida todos fueron aniquilados a tiros antes de poder hacer nada. No son lo más puntero en combate, pero con la marca de Nurgle se colocan en R 6 y aguantan bastante. Además son Bestias, ¡lo que les permite llegar muy rápido a lo gordo del combate!

Resumiendo: he hecho más engendros con fimo, masilla, piezas y poco esfuerzo:

 


Quería representar a marines del caos que han acabado convertidos en engendros, de ahí las piernas, hombreras, etc.

martes, 24 de febrero de 2015

Pintando a Typhus (I)

Me he puesto a pintar la estupenda miniatura de Typhus el Viajero (de metal, como Nurgle manda). Los más viejos del blog recordarán que cayó en mis manos hace años, y desde entonces permanecía imprimada en verde. Para subsanar tan lamentable dejadez, estoy haciendo un pequeño paso a paso a medida que lo pinto.

La técnica usada será la misma que con mis marines de plaga. O sea, una capa base, pincel seco a toda la miniatura y después lavados. Luego daré los detalles a pincel.

Las fotos no necesitan demasiada explicación. Allá van:









Y ya está listo para recibir miles de lavados.

jueves, 12 de febrero de 2015

Rolemaster: Aventuras en Suevia (parte 2)

II. Donde los Genocidas conocen a los educados y amables señores del Templo de Vortal y les es encomendada una misión que pondrá a prueba su bondad y misericordia.

El grupo llega finalmente al Templo de Vortal guiados por el petardo de Berengario. Una vez allí, tienen una reunión con THADOR, el temible líder del brazo armado de la iglesia. THADOR les encomienda una importante misión para probar su valía: ir al norte y encontrar a unos herejes que se refugian en las montañas. Únicamente les pide dos cosas: una, que averigüen todo lo que puedan sobre ese culto, y otra, que los aniquilen. Un hombre piadoso. Los Genocidas, haciendo honor a su nombre, aceptan el encargo ansiosos por machacar cosas. Bueno, y también porque Minerva será curada de su enfermedad cuando vuelvan del encargo. Antes no, porque hay que hacer preparativos, ceremonias, ingredientes, bla, bla, bla...




Por cierto, Berengario es despedido por THADOR con un leve arqueamiento de la ceja de éste último. Despavorido, vuelve a su botica.

Bien, el grupo parte hacia el norte, acercándose a las montañas. De camino, se enteran de varias cosas:

- Suevia está pasando por una serie de malas cosechas y muchos campesinos pasan hambre. Muchas familias han perdido sus tierras y ganado debido al mal tiempo, las nevadas, la falta de lluvia... Ante semejante situación, muchos empiezan a protestar contra el Gran Duque y su gobierno, y algunos incluso se han organizado en bandas de salteadores y forajidos. Hay quien habla que puede estar organizándose una resistencia contra el ejército y los nobles de Suevia.

- Parece ser que la secta que se esconde en el norte es una más de las múltiples iglesias y cultos secundarios que suelen aparecer. Aunque esta es especialmente resistente, ya que ha sobrevivido a varias purgas y persecuciones. Por lo visto, fue fundada hace décadas por unos sacerdotes que huían de Magna Augusta (capital del imperio) por razones desconocidas. Los sacerdotes se asentaron en la zona norte de Suevia y fueron atrayendo a seguidores. Llegaron a fundar una aldea de cierto éxito. Su símbolo es una especie de halo de color azul.

- Por desgracia para ellos, la mencionada aldea fue arrasada hace medio siglo cuando las tropas de Suevia trataron de exterminar a la secta. Los supervivientes huyeron a las montañas y buscaron refugio en aldeas fronterizas y en granjas apartadas.

En la ciudad de Chaucer ocurre un raro encuentro. Lucien el montaraz, dando un paseo por la city, entra sin motivo aparente en una herrería. Allí se encuentra con una armadura completa de lo más extraño: parece una coraza normal, pero por dentro está muy acolchada y las articulaciones están bloqueadas, de manera que quién se la ponga no podría moverse en absoluto. Lucien tiene una discusión absurda con el cabreado herrero y acaba yéndose. Pero más tarde, el grupo vuelve y descubren que la armadura ha sido encargada por un funcionario de alto rango y será llevada a Witmare, la capital de Suevia, en pocos días. ¿Tendrá algún significado este suceso extraño?

En pocos días, el grupo llega a las aldeas y pueblos del norte. Allí se cruzan con numerosos soldados que marchan al norte, rumbo a una especie de "asedio" que está teniendo lugar en las montañas. Lógicamente, e igual que hacen cada vez que oyen una palabra vagamente relacionada con la guerra, se lanzan de cabeza hacia la zona donde está teniendo lugar ese presunto asedio...

En la lejanía ven varios cientos de soldados e infantes, acampados a los pies de un precipicio escarpado. En lo alto del precipicio alcanzan a ver a unas cuantas figuras. Parece que el ejército se encuentra en un punto muerto: ni ellos pueden subir, ni los sitiados bajar. ¿Qué ocurrirá?*

*Para qué engañarnos, va a morir gente.


martes, 10 de febrero de 2015

Vindicator de Nurgle 2, acabado

Me acabo de percatar de que no subí fotos del segundo Vindicator nurgloso que ya terminé hace unos meses. Un olvido lamentable, pero allá van:




Detalle de frontal, lentes y focos:


Aquí con dos marines de plaga. Creo que conseguí unificar bastante bien el aspecto de vehículos e infantería.

Con este tanque hay que andarse con mucho ojo.

sábado, 7 de febrero de 2015

Un poco de aerografía

Llevaba tiempo sin hacer nada y hoy le he dado un poco a un Bruto Infernal y un engendro de Nurgle.



Quería un tono de carne muy pálido para complementarlo luego con algún lavado morado/azul. A ver si complementa bien con el verde nurglesco del Helbrute, perdón, del Bruto Infernal...

jueves, 5 de febrero de 2015

Rolemaster: Aventuras en Suevia

I. Donde los aventureros llegan al Ducado de Suevia, descubren que es un sitio poco agradable para los campesinos y se encuentran con unos huraños habitantes en una cueva.

Los Genocidas (como empiezan a ser conocidos los jugadores, quién sabe por qué) han luchado contra los montañeses, Gelodoc, el Señor de los Huesos, el Rey de Andrajos, y un señor calvo de Murcia. Después de muchas aventuras, logran matar al Señor de los Huesos (recordemos: chamán montañés) y destruir, temporalmente, al poderoso Rey de Andrajos. Peeeero, en Rolemaster las alegrías duran poco, y la hermosa Minerva ha sido maldecida por el Rey de Andrajos: empieza a sentirse mal y comienzan a aparecerle ronchas y sarpullidos... Por eso, en busca de curación, se dirige a Suevia. Pero antes de seguir, repasemos a los actuales componentes del grupo:

Bohanad, un clérigo recién llegado al grupo que proviene precisamente de Suevia. Aunque joven e inexperto, ya han corrido algunos rumores acerca de su afición por rezarle a ciertos dioses más... tenebrosos. Por decirlo claramente: es un clérigo malvado.

Bjorn es un guerrero inmenso (en serio, tiene gigantismo), también suevio. Es famoso por sus colosales pifias.

Lucyan es un hombre de los bosques montaraz. Muy hábil siguiendo rastros y huellas, y sacando 99 en los críticos.

Steward es un luchador Hombre Alto proveniente de alguna parte del norte. Lleva un potente espadón.

Karvarund, el enano. No hay más que decir.

Minerva, una atractiva paladín superviviente de la masacre de Helias por parte de los esbirros del Rey de Andrajos. Busca venganza contra los asesinos de su pueblo.

Wulgrum, hijo de Wulfgard, un estudiante de una extraña orden de monjes guerreros que ha dominado el combate sin armas. Es el único componente original de Los Genocidas además de Karvarund

Nada más llegar a Suevia se encuentran dos individuos ahorcados. ¿Será una advertencia para que no vuelvan a sus costumbres de aniquilar pueblos y aldeas? En la Posada de Oriente (la primera del Ducado, según se llega desde el este) se enteran de que son unos revoltosos campesinos, ajusticiados sin piedad. ¡En fin! Pasan la noche en la posada y, a la mañana siguiente, empieza a haber problemas...

Dos campesinos llegan al galope, gritando locamente: "¡nuestro amigo ha desaparecido! ¡Unos trolls se lo han comido! ¡Socorro, y eso! ¡Pasamos la noche en una cueva y se lo llevaron, y había gritos, y...!" Evidentemente, los Genocidas aceptan el caso y se lanzan furibundos hacia los montes, en busca de víctimas frescas. Guiados por los campesinos, llegan a una cueva frecuentada por pastores y comienzan a explorarla. El montaraz Lucyan descubre huellas recientes, de humanos y de humanoides grandotes. En lo profundo de la cueva, en medio de un hedor infernal, les aguardan un par de trolls con mala leche, que les atacan usando los restos de un pobre campesino como arma contundente. Bjorn, como viene siendo habitual, comete una gigantesca pifia y queda inconsciente al lanzarse de cabeza contra uno de ellos, tras lo cual es vapuleado por la criatura. Steward acaba matando a ambos seres en un alarde de poderío marcial.

Entre los restos de la cueva descubren algo que parece fuera de lugar. Aparte del pobre campesino ("oh, Hans, ibas a casarte el mes que viene..."), hay un cadáver putrefacto del que cuelga un emblema dorado. el Clérigo lo reconoce como el emblema que usan los Emisarios del Consejo de Suevia. El Consejo es el organismo de gobierno de Suevia. Su presidente es el Conde Elector de Suevia y lo componen los nobles, sacerdotes, comerciantes y gente notable más importantes del Ducado. ¿Qué hace aquí el cuerpo de un Emisario, que solo se encarga de transmitir los mensajes y correos más importantes?

En fin, misterios.

Los Genocidas dejan la cueva y a los nerviosos campesinos y arrean hacia la siguiente ciudad de importancia. Marleburgo es un asentamiento rodeado por una empalizada, con gran actividad ganadera y agrícola. Allí Minerva busca a un sacerdote o un galeno que pueda decirle cuál es la misteriosa enfermedad que la aflige. Habla con el boticario del monasterio local, un sacerdote contrahecho y baboso llamado Berengario. El sacerdote examina a Minerva y le anuncia que padece... lepra. Berengario, seducido por la voluptuosidad de Minerva, le ofrece acompañar al grupo en un peregrinaje hasta el Gran Templo de Vortal, donde podrán sanarla. Y tal vez un poco de sexo mezquino y furtivo durante el camino (cosa que, por desgracia para él, no llegará a ocurrir).

En compañía de Berengario y su novicio, los Genocidas viajan hacia el oeste, al Templo. De camino, una noche, tienen un encuentro interesante en la posada El Troll Verde. Mientras cenan, otro grupo llega a la posada: se trata de varios clérigos y unos cuantos soldados, que encargan cena y cobijo. Bohanad el clérigo reconoce al líder de los recién llegados: se trata de THADOR (su nombre se pronuncia siempre en mayúsculas), el líder del brazo armado del culto a Vortal, una especie de Inquisición que antaño perseguía a los enemigos de la fe. En la actualidad, THADOR y sus secuaces hacen poca cosa aparte de perseguir delitos comunes o herejías especialmente notorias. Minucias. Lo cual no impide que casi todos los clérigos de Suevia admitan en privado que THADOR es, en realidad, un "jodido psicópata".

Un par de días más tarde, y ya llegando al Templo, los Genocidas son emboscados por un grupo de inútiles salteadores de caminos. Pero ¿a quién, salvo a un grupo de anormales desesperados, iba a ocurrírsele asaltar a un grupo al que llaman "los Genocidas"? La pelea que sigue fue breve, brutal y sangrienta. Los pocos salteadores que no fueron aniquilados huyeron alma que lleva el diablo.

Minutos después, un solitario jinete aparece rumbo al templo y se detiene a observar el espectáculo. Lejos de espantarse, muestra su admiración por el modo en que el grupo ha manejado a estos criminales.

- Me presentaré -dice-, aunque creo que hemos coincidido en la posada. Soy el teniente Marvick, y sirvo a su Eminencia THADOR. Presentaos ante él en el Templo de Vortal en los próximos días, pues viajamos ahora hacia allí. Creo que le interesarán vuestras... habilidades.


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