En todo juego aparece, de vez en cuando, alguna regla o tropa desequilibrada. Normalmente inclinan la balanza de las partidas a favor o en contra de quien las usa, y suelen ganarse el amor o el odio de los jugadores.
Y luego está la granada vírica de la 2ª edición de 40K.
Ya estaba la granada de vórtice, que mataba automáticamente todo aquello que tocaba. Pero, por lo menos, tenías la opción de no acercarte a ella: si permanecías lejos, no morías. Pero la granada vírica ni siquiera te daba esa opción. Era un arma tan desequilibrada y letal que podías aniquilar la mitad del ejército enemigo por el mísero coste de 50 puntos. Los ejércitos con pobres armaduras (orkos, guardia imperial...) eran presa fácil de la granada vírica.
¿Cómo funcionaba? Se lanzaba como una granada normal con un área de efecto de 5 cm. Si las tropas afectadas por la plantilla tenían protección contra ambientes tóxicos o venenosos, como los marines con servoarmadura, los guerreros especialistas eldar o los vehículos, no ocurría nada. La granada simplemente no tenía efecto. Cualquier otro tipo de tropa moría a 3+, sin importar su resistencia o sus heridas. Pero el terror no acababa aquí, puesto que se supone que el virus se propagaba rápidamente por las tropas enemigas a medida que estas morían. Por cada muerto, tirabas un dado para determinar el alcance de la infección (creo recordar que el máximo alcance eran 15 cm.). Cualquier miniatura dentro de ese nuevo alcance sufría exactamente los mismos efectos. Y, ¿adivináis?, volvías a determinar un nuevo alcance por cada muerto, y volvías a matar a los desgraciados que estuviesen dentro de ese alcance con 3+. Ejércitos enteros podían caer víctimas de este arma infame. Podía extenderse de un extremo a otro de la mesa y acabar con casi todo el ejército enemigo en un turno. El Codex Orkos de 2ª edición incluía una carta de equipo (Garrapato Vakuna) que inmunizaba al ejérctio entero contra esta granada. ¿Os lo imagináis? ¡Una opción de armamento diseñada específicamente para protegerse de otra!
La granada vírca resume perfectamente dos de los principales problemas de la 2ª edición de 40K: el desequilibrio que suponían algunas armas y lo complicado que era usarlas. Había que determinar el alcance del virus cada vez que alguien moría, medir, tirar para matar a las nuevas víctimas, volver a tirar el alcance desde cada una de las bajas, etc. En fin, un coñazo...
Games Workshop acabó por recomendar a los jugadores que rompiesen la carta de la granada vírica, y con razón. Y también la de Brote Vírico, una carta de estrategia que tenía los mismos efectos.
¿Alguna vez tuvisteis que enfrentaros al terror de la Granada Vírica?
Yo si.Era un lío,ciertamente,pero como había armas y equipo de sobra,se prescindía de ella y pista como se hacia con la de Vórtice.A veces se usaba para hacer la gracia cuando jugaban dos ejércitos sin servos.XD
ResponderEliminarDe todas formas,fuera de estas dos granadas,no había tanto armamento desequilibrante y el que había solía dejarse de lado rápidamente de mutuo acuerdo.
Precisamente iba a escribir algo sobre la grana de vórtice, otro de los espantos de 2ª, un día de estos.
EliminarA mi me recuerda al hechizo que tenían los skaven en blood bowl, se llamaba algo así como plaga skaven (poco original) y podía dejarte facilmente sin equipo en pie.
ResponderEliminarClaro que ese hechizo salió de unas reglas de internet de las cuales algunas pasaron a ser oficiales y otras no.
Recuerdo esa liga. Blood Bowl pasó de tener dos o tres hechizos útiles (los de las reglas) a convertirse en Warhammer Magia. Fue terrible, jajaja!
Eliminar